Los expertos indican cuatro factores principales que explican los altos valores de la huella de agua:
El producto nacional bruto per. cápita: cuanto más alto es, más agua se consume.
La dieta alimentaría y el uso de productos industriales: en Estados Unidos, el consumo de carne es tres veces superior a la media mundial.
El clima: países con fuerte evaporación requieren más agua, lo que explica huellas ecológicas altas de países pobres como Malí, Chad o Sudán.
La baja eficiencia agrícola en el uso del agua: la producción de arroz de Tailandia es de 2,5 T/ha, mientras que la media mundial es de 3,9 T/ha.
Por tanto, a la hora de reducir la huella de agua, es importante incidir en este tipo de aspectos. Es importante saber qué cantidad de agua se destina a sectores intensivos en el uso del agua, como la agricultura o la ganadería, y en qué medida se importa o se exporta a la hora de saber la huella de agua en el país: por ejemplo, para producir un kilo de trigo hacen falta 1.000 litros (un metro cúbico) de agua; mientras que un kilo de carne de vaca necesita 15.000 litros.
España importa muchísima más agua en forma de cereales y piensos, fundamentalmente para alimentar al ganado, que la que exporta en forma de frutas y hortalizas. Por ello, si no se daría este "comercio de agua virtual", los españoles sólo podrían comer como máximo la mitad de carne que consumen actualmente.
Los consumidores son parte importante de este proceso, puesto que pueden priorizar los productos con menos agua virtual, reducir el consumo de los que tengan más o exigir la implantación de sistemas más eficientes de gestión del agua. Para ayudar a este objetivo, algunos expertos sugieren programas específicos de concienciación y hasta un etiquetado de los productos con la cantidad de agua virtual empleada. No obstante, estos conceptos no se escapan de algunas críticas.
Así, se exige un aumento de la precisión de los actuales métodos de cálculo y la inclusión de otras variables, como por ejemplo los aspectos cualitativos.
Asimismo, también se recuerda que el comercio de agua virtual, si bien puede beneficiar a algunos países, también puede perjudicar a otros, porque finalmente este recurso se gasta en algún sitio.
Por ello, al igual que en el caso de la huella ecológica, los ciudadanos deben tener claro que resulta totalmente insostenible un mundo que aspire a consumir más agua de la que hay.
Sacado de la rebista de Consumer.
Valentina
Me parece muy interesante éste artículo sobre "el comercio de agua virtual", nunca lo había pensado así. Tenemos que leer tantas cosas en las etiquetas que no estaría nada mal otro dato sobre el agua virtual empleada en el producto, pero lo ponen todo tan pequeño que el consumidor no pierde tiempo en leerlo. Muchos productos no los compraríamos.
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